Tengo conciencia de un mundo
extendido sin fin en el espacio
y que viene
y ha venido a ser sin fin en el tiempo.
E. Husserl
No sé tu nombre,
quizás tampoco
importe
mucho saberlo.
Los nombres son
como esos sedimentos
que cada día recoge
la calle
sin cepillo ni
pala,
la noche avienta
y la mañana guarda
en su pequeño carro
de basura y
detritus.
Las hojas secas
saben
mucho de ti.
Por fin se
jubilaron
sobre las notas
que algunos
apellidan pasionales
de la desaliñada canción
de un gris otoño.
Dijiste buenos días
al invierno
que dejaba
mordiscos
en cuerpo revestido
de alcohol y droga
envuelto en negro plástico
y con olor de
perros.
El mar no quiso
saber en primavera
de tus trajes,
entretenido
con el vaivén del sábado
y el quejido de
peces moribundos.
El verano no daba
vueltas a la manzana
hojeaba el
periódico
y buscaba su
sombra.
Guardaba las
distancias
como guardan su
turno los hoteles
y turistas de paso.
Desconozco tu
nombre,
pero prometo
que registrado está
sin coste adicional
en mi lista de
ingresos.