28 de marzo de 2020

EL VIENTRE

Esperaba un apoyo sin descanso,
un impulso piadoso, un golpe de martillo,
risas de madrugada. Pero no.

El vientre proseguía en sus tenues latidos,
en sus gemidos sordos
como la espuma
de un mar de abril sin músculos
y sin transpiración
como un tren atascado en el andén.

¿Dónde la identidad solidaria de tu vientre?

24 de marzo de 2020

HONGOS EN LAS UÑAS

No quieras engañarte
con mi dulce sonrisa,
también la luna entona cada noche
su insípida canción.
Me esfuerzo en aceptar
que tanto la justicia 
como aquello que llamas injusticia,
como hongos en las uñas
no dejan de ser huéspedes, 
levaduras humanas de la vida.
Atados a la carne germinamos
y atados a la carne finaliza
en órbita cerrada nuestro ciclo.
Somos oscuros gérmenes que sueñan
con inundar la tierra (igual que los cangrejos)
pero nada sabemos, 
ni siquiera una pizca de lo otro
o de nosotros mismos.

21 de marzo de 2020

TE NEGARON EL PAN Y EL ACEITE

Te negaron el pan y el aceite
Te mandaron vivir en la noche
y pensar imposible otro mundo,
contemplar sin reparo el presente.

Te cerraron los ojos vencidos.
Yo bebí de tus manos la sangre
que manaba del viento de arriba
y azotaba los álamos secos.

Indolencia del agua que limpia
la tierra del hedor de los nombres.
Un quijote cabalga en las hojas
de un invierno que va a la deriva.

18 de marzo de 2020

IMPREVISIBLE MADRE Y SOLIDARIA

Imprevisible madre y solidaria
el agua. Nos complica en su trama agitada
de idas y venidas, de fugas y regresos.
El nombre huele el cambio,
el híbrido mensaje de los cauces.
Es inútil pensar en el azar sin noches, 
el caos forma parte del vuelo de los nombres.
No es inicuo agitarse en el momento
del frío en la conciencia, el alma oscura 
del blanco sobre el negro, del negro sobre el blanco,
el juego elemental.

Nada es justo o injusto. La piel no se deshace
como la nieve,
allega sin cesar el devenir del agua. 

15 de marzo de 2020

SOLAMENTE DESEO ESTAR CONTIGO

Solamente deseo estar contigo
en el futuro
mientras preparas carne de membrillo
en la cocina.
Yo ya no espero noches milagrosas
o cenas mágicas.
Si me pierdo en las horas de este siglo
que va corriendo
con el coronavirus
hacia ninguna parte con el frío
y sin orgullo,
encuéntrame contigo y el membrillo
en la cocina.

11 de marzo de 2020

VOLARON CIEN PALOMAS

Volaron cien palomas sobre el bosque
desnudo. En la quebrada
el otoño anochece
mientras los eucaliptos 
disimulan la ausencia de la luna
y reparan las grietas del barranco.

Zurea el agua.

El corazón escucha los latidos
de la muerte escondida en las arterias
cedidas a los años.

7 de marzo de 2020

PROBABILIDDES


A Juan y Loly

Tanto para adquirir la perfección
como para los aspectos 
imprescindibles de la vida,
un individuo concreto necesita
de la ayuda de otras gentes.
Ibn Rusd

Es probable
que yo entienda poco 
de copas y vinos.
Tú, percibes el suave sabor
tinto rioja de la madrugada,
tal vez Ribera del Duero.

Es probable
que alguien frecuente la calle
que conduce a doscientos por hora
hasta los pleitos dudosos.
Tú, tienes tu propia avenida
tomada sin un gesto inútil,
como conquista la tierra sedienta
una húmeda tarde de abril.

Tú, has subido y bajado
a la torre llevando contigo
cuarenta años de luces y sombras
en alma trabajada,
cuando hay más de uno
que perdió el tren de la certeza 
y lo ocupó la noche
portadora de arañas,
de molinos de viento.

Es probable 
que alguno quiera ser noviembre
y guardar en su caja blindada
armonías que no existen,
cuando tú eres de junio
y has llenado tus cofres
del calor de los tuyos.

Es probable, 
y sin embargo...
El teléfono, viajero empedernido,
trajo en alas del pájaro exprés,
el hueco de tus manos marcadas.

Sobre las palmas, solar envejecido,
el aroma de una mujer 
define tu tiempo
con luces de otoño,
grabando con reloj silencioso
el devenir de los días. 





4 de marzo de 2020

LO POCO QUE ME QUEDA

Nada sé del mañana que me espera
escondido en la noche del ayer
y en el instante.
Se me apagó la luz con el clamor
del viento desplazado por los árboles
y la nieve caída.
Te llaman mis pupilas temblorosas
por el frío que llaman soledad
y me saquea.
Me convirtió en desierto la penumbra,
mi ser nadie en el bosque fluctuante
de unos labios de arena.
Busco siempre la paz en los barrancos,
la sed del mar temprano en las riberas
donde mueren los ríos.

No sé anticiparme a lo que habrá de ser.

Quiero tenerte dentro de mis lindes
que guardan como el mar lo poco que me queda.