28 de noviembre de 2015

HE TOMADO CAFÉ CON EL OTOÑO


                       Buenos días, Amor.
Hace tanto tiempo que no te escribo
que tengo penosamente desdibujadas
las líneas de tu rostro.
Hoy lo hago de nuevo
para restaurar contigo
este dulce diálogo, sin el cual
me es imposible entender la vida.


He tomado café con el otoño.
Me ha ofrecido un puñado de hojas secas.
Las he cogido.

Un torrente de luz entre mis manos,
sobre el tejado verde aire, yunta
de agua y tierra,
sementera de ocres y amarillos,
sumiso olor a tierra estercolada,
tacto añejo de arrugas y turgencias.

He tomado café con el otoño.
Me ha hablado de cosas muy sencillas,
que no saben ni sueñan hoy los hombres
en este loco ser-pasar mecánico
 y reglado buscando
metálicas, vacías apariencias.

He tomado café con el otoño.
Estaba frío.                                                             
Me ha invitado a perder el tiempo cálido
contando a los gorriones,
la escarcha y el rocío
el vuelo de alcotán y la paloma.

A oler a hierba y campo,
a saber a castaña,
uva,
azafrán,
aceite
y alhuceña.

Consérvate bien.


24 de noviembre de 2015

EN LA PEQUEÑA PLAZA UN DÍA NORMAL

                                             Para Olga


Cada mañana salgo de la casa.
Hace frío. Las ocho y… es Noviembre.
Nuba tira de mí hacia la calle
donde esperan los niños que van a su colegio.
Apenas luce el sol sobre los grandes plátanos
y los repartidores diligentes realizan su trabajo,
Juan Antonio y Cristóbal volvieron del mercado.
La calle es el lugar donde comienza el día,
un día con las horas bien marcadas.

Lo saben las palomas, las urracas
y los mirlos que archivan en la pequeña plaza
los últimos residuos de la noche.


22 de noviembre de 2015

CAMINO DEL PAN

Con la mirada puesta en un poema
como quien a mujer desnuda mira
he cruzado la calle.

Un taxi distraído a punto ha estado
de llevarse mis versos donde reina el silencio
y el pan de cada día que bajo el brazo llevo.

No hace falta gran cosa para perder la vida,
ni siquiera las grúas.
Basta un pedal, un pie y un verso desatento.

Existen mil maneras de morir.
Todas necias, un cambio de sentido
hacia parte ninguna.

No me pareció mal para morir la forma del poema.