30 de agosto de 2018

DE PIEL DE CERA Y VAHO LA ARBOLEDA

Sin sentido la luz encarcelaron.
De piel de cera y vaho entonces la arboleda.

¿Qué mira la pupila asesinada
por la cal de la niebla?
La alambrada cercena la vereda
y el paso de los búhos y los lobos,
la gárgola se ríe con su aullido
nocturno,
de nostalgia la luz
muere en los álamos del río.

¿Quién o qué asesina
en su cañada
la luz que alimentaba a los zorzales?


28 de agosto de 2018

LA ENCONTRÉ POR LA CALLE

Me señalas, Amor,
las reglas que debo observar
para vivir feliz.
Yo te escribo para olvidar
un día estúpido, como tantos...


La encontré por la calle
cuando iba con prisa perdido
como perro callejero.
Sentí en mi corazón
un escalofrío de almirez
herido de nostalgias.
No atino con la tecla para describir
ahora mis sentimientos
con palabras exactas.
Quizás fueran las nubes, el viento
o el frío de la mañana.
¿Dónde estabas, Amor?
Hubiera querido oír un alarido
de lluvia que hiciera saltar en pedazos
mis entrañas, pero sólo me invadió
un triste chapoteo de coches,
un reflejo de espuma de cerveza,
y un antiguo y amargo sabor

de aceite de almazara.

22 de agosto de 2018

HABRÁ ESPLIEGO EN LOS MONTES

Para Pablo


Habrá espliego en los montes
y sombras deseadas,
nostalgias de un pasado
que atrás quedó oxidado
entre viejas encinas.

Reverdece la jara
y blanquean sus flores
la sierra que fue madre
y sigue siendo cuna
de trochas y paseos.

Aúlla el lobo en la noche,
el jabalí se bebe
el escaso arroyuelo,
y el búho busca al niño
que fue y le imitaba.

La candela encendida
la abuela hace la cena.

Caminos sin regreso
donde la infancia juega
encima de una loma.


18 de agosto de 2018

LENGUAJE Y VIDA EN EL ESTÍO

La teoría de la naturaleza,
la moderna física, la cibernética, etc.,
han comenzado a sentir la inseguridad
de sus construcciones,
si no incluían en ellas el lenguaje.
Emilio Lledó


En este apartamento prestado
arden con el viento de levante
las paredes vacías.
El techo pintado de azul verdoso,
la cilíndrica columna del salón,
la barra del bar, la cama sin dueño,
los armarios de puertas sin barniz,
todo se funde en la siesta profunda
de los metros construidos.
La radio deja de sonar intermitente
sin alguien a quien haga bailar,
porque tal vez también quisiera ser
sudor humano en las muñecas
de este tiempo de estío.

La gente se derrama en la playa
esparciéndose como granos de arena,
igual que se deshacen las frases
dentro del diccionario en voces sueltas
que anhelan sentido en compañía.
La vulgar, trivial y profunda senda
del lenguaje pierde significado
precisamente allí donde la física
quema los cuerpos y la cibernética
los reduce a autómatas del sol.

Posas desnuda en el cuarto contiguo
ante las páginas de uno de los libros
más leídos según la lista de éxitos
del último periódico.
Hace muchos años que te amo,
he gastado muchas horas
en entenderme contigo
y no distingo hasta qué punto
tu biografía alimenta ya el cansancio,
donde viajan tus sueños desiguales
cuando no estás conmigo
averiguando roces que no supe darte,
ni acierto a  interpretar los huecos
de espacio, libertad, sexo y palabra
que sincronizan e inundan los días
dentro de la estructura expresiva
que guarda inconsciente tu espalda dolorida.

También mi vida resulta insegura
si no incluye en su construcción
el debido lenguaje, la clave que encubre
mi lucha por entender y asimilar tu mundo.