31 de enero de 2019

TODAVÍA QUEDA TIEMPO

Mi cavilación me arrastra hoy,
Amor, por la letra de aquel cantar:
«Le ijo er tiempo ar queré:
esa soberbia que tienes
yo te la castigaré».

Todavía queda tiempo
nieve
lluvia
sol
sol
sol...
nubes
frío
color.
¿Desnudo viento?

¿Tiempo?
amar, llorar o reír
jugar, ganar o perder
mirar, sentir o saber
temblar, soñar o sufrir
¿Anocheciendo?

¿Por dónde se me irá
la fuerza
el calor
la luz
la luz
la luz...
la última lágrima
la voz
la vida?
¿Queda tiempo?

¿Hasta cuándo?
¡Todavía!
¡Todavía!
¡Todavía!

¡Todavía queda tiempo!
Amar
Jugar
Mirar
Temblar
¡Anocheciendo!

28 de enero de 2019

LA ENCONTRÉ SOBRE LA LUZ

Contento, hoy, Amor,
te recuerdo aquella soleá,
cantar bendito andaluz:
«Tengo un molino que muele
azúca, canela y clabo
lo que mi chiquiya tiene».


La encontré sobre la luz
de una estrella
—acequia y agua—
retozando pequeñita
entre cuerdas de guitarra.
Tenía el aire de la aurora
cuando, alocada y traviesa,
pinta de rosa las casas.

¿Sus labios? Dos buganvillas.
¡Brujillas de mi terraza!
¿Sus manos? Una mañana
de sol, pétalos en lluvia,
sortilegio y azalea.

¿Sus caricias? Tiempo quieto,
cante viejo y alameda,
golondrinas, ramillete
de jazmines y celindos,
noche de plata: ¡candela!

  
Y sus ojos grandes, fuentes
de Darro y Genil abiertas,
hablaban de la placeta
de S. Nicolás, Paseo
de los Tristes, de la Larga,
y del Puente del Cadí,
de la Puerta de Alhacaba,
de la voz del almuédano,
fiel, llamando a la oración
desde alminar de Santa Ana.

Su nombre... velos, ajorcas
y zarcillos -¡llamarada
de limones y naranjas!—,
rebeldía del pasado
a las campanas. Es huerta
teñida de roja sangre
su piel, tierra fértil, vega.

Su cuerpo, como ejercito
de alfanjes sobre la noche,
de olivos sobre la cuesta,
de acuarela y Jabalcón,                  
viento y quejío, veleta,
viña, nardo, olor de sierra,
desierto, cuevas y rambla.

Con dulzura me miró,
y prendido, Amor, quedé
como suspendidos viven
los nenúfares en agua.


25 de enero de 2019

ME DEVORÓ LA NOCHE

Me devoró la noche
y el universo oscuro
siguió su curso
sin inmutarse.
Crecieron los magnolios.
Mi vida se hizo río tenebroso
transporte de hojas secas
y el bosque un mar

donde se ahogan los peces
atrapados por nudos corredizos.


23 de enero de 2019

LA TARDE

No es fácil encontrar algún atajo
si bañada de sed
va la copa de vuelta a su vitrina.

Yo sé de alguien
que extravió su amor
en vino de jerez embotellado.

Pero tú ven a mí
porque la tarde ansía
la unión contigo incluso por caminos prohibidos.