Yo
no puedo enseñarte
caminos
del deseo
si
ni siquiera puedo
seguir
el ágil ritmo de tus pasos,
los
cambios de la luz en el crepúsculo
o el
eco de tu voz en el salón
o el
brillo de las hojas cuando llueve
o el
bramido del ciervo en la berrea.
¿Aprenderé
a olvidar
aquello
que cursó tu boca en mi desnudo?
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