Como un desfiladero escarpada es la noche
y los nombres no cesan de pasar
por su hueca angostura.
Laberinto
de sílabas que mezcla la memoria
y
cambia los acentos confundida
por el
paso del tiempo.
Cuantiosos
son los nombres que diseñan
el
ritmo de la vida, atormentados unos
que
su herida trajeron de cristal afilado.
Crepita
el fuego en otros en perdidos instantes
para
dar breve luz, tal vez calor
a la
ansiedad oscura.
Confusos
son los ecos en tu noche vacía,
los
agudos y graves de la música negra.