31 de mayo de 2019

LA MAR AL FONDO

Sentí mi vida en ti igual que el objetivo
que mide bien la luz.

El timbre de tu voz en mi pupila,
la terraza esencial
y el olor del jazmín que impregna nuestros cuerpos.

La mar al fondo
llenando tu contorno
de una sed húmeda.

Y mis ojos diciéndote

que mereces la pena.

29 de mayo de 2019

PASEABA CON NUBA

Paseaba con Nuba.
Llevabais al colegio
niñas de agua, cristal de plata.

Los surcos de la luz que el sol envía
eso sois cuando apunta la mañana.

Sonrisa del estío que escolta vuestros pasos
eso quería ser yo para vuestro camino.

(Con todo cariño para María José y Encarni
y las niñas preciosas amiguitas de Nuba: Lucía,
Carmen, Elia, Julia y Leire).


26 de mayo de 2019

DE CORAZÓN

De todo corazón
me reclama la risa de tus manos,
una entrega en que laten los sonidos
y la sangre detiene su oleaje.

No es una ocurrencia
de tardes que en un gesto
inventan la gramática
que fragua en el crepúsculo.
Quien dice corazón, dice alianza
de acción e intimidad
detrás de la aritmética.

Complicidad del agua y de la luz
en el zodiaco.

El corazón se acuesta con un rostro
de pulso acompasado.
La intimidad suaviza los suburbios
de la sed cuando nace la dulzura.

Fuera del corazón y de tus manos

la frialdad fundó su inmobiliaria.

22 de mayo de 2019

LA MAÑANA RECOGE LOS PASOS

La mañana recoge los pasos
de la gente  que marcha dormida
al lugar donde ejerce su oficio
y se pasa la vida soñando.

Yo me cruzo con niños que van
al futuro con ojos cerrados,
con adultos que avanzan ya exhaustos
del mañana que un día pensaron.

No me encuentro períodos de tregua
en el ir y venir del planeta
y compilo cupones de agravios
que reparte impasible el periódico.

La mañana recoge el saludo,
la sonrisa en los ojos, la bruma,
el trayecto azaroso y monótono,
la mirada tan corta y ausente.


18 de mayo de 2019

YO SÓLO SOY UN ÍNDICE

Yo sólo soy un índice
que acoge paginando los poemas
que al paso se agruparon en mi cuerpo.

La página inicial en la pupila,
donde dejaste el mapa
velado de tu piel, es el preludio.

Diez baladas componen la primera
parte, todas escritas en los dedos
de mis manos. Baladas del proscrito,
de la góndola oscura,
del sabio buscador de los orgasmos,
baladas de pulgares asociados,
baladas del anillo,
del corazón desnudo,
balada a lo pequeño en la espesura.

Hay poemas que buscan
terrazas soleadas.
No caben en el pecho
los que cuentan urgencias
y en jaula de cristal cierran los lunes,
los que toman café con el otoño
y describen la mar como destino,
los ritmos de la sangre
como un hacerse lento de la nada.

Provincias de tu cuerpo tan ocultas
que sólo admiten versos rituales
también están firmadas en el mío,
y sólo tú lo sabes.

Sustancia de mujer en sexo cálido,
pezones y salivas que dejaron
su huella de cerezas y de espumas
como bibliografía,
fragancias que maduran en su tiempo.

Sólo falta el epílogo, los labios
que guardan como cofre sellado su secreto,
prohibida epifanía de los nombres.