No
sé cómo decirte que esta edad ya me pesa,
que
me olvidé
de
escribir mis poemas en las piedras
del
jardín donde come la ilusión
y
mueren los fracasos, que me sigue envolviendo
el
calmo anaranjado de la mar en la tarde
de
la yuca cortada,
que
me circunda el ritmo xenófobo del viento
y
duele ser
un
triste refugiado sin zapatos.
No
sé cómo decirte que los campos
dejaron
las encinas a su suerte
y
los topos hicieron
de
sus viejas raíces madrigueras,
que
desnudas están la mariposas
esperando
las lluvias de este invierno,
que
la muerte volvió de madrugada
y
emborrachó
de
dolor braceando en los estómagos,
flotando
sobre el mapa.
Sobre la muerte, Amor –no puedes hacer nada-,
ya
vomitó este otoño.
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