He
ido edificando paso a paso
un
mar sin vendavales,
un
refugio de pájaros tranquilos,
unos
zapatos viejos para andar tus paisajes,
un
sentido común con ventanas abiertas
y
suburbios que anidan bajo el agua.
Ahí
es donde vivo
con
reflejos y sombras
de
invierno y de verano esperándote,
donde
huelen carissas y suenan los silencios,
donde
los leños cuentan sus historias,
donde
la niebla tensa la guitarra.
Vivir
es restaurar antigüedades
cuando
llega el crepúsculo
y
tejen sin desmayo las alas del murciélago
los
hilos de la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario