Se
agitan en mi dentro los recuerdos
—ocre
tierra, verde inmenso—
como
campos de espigas.
Como
hogueras los olivos
por
las lomas encendidas.
¡Van ardiendo!
Hacia
las almazaras mar oculto
de
aceite. Sonoro, intenso
frescor
del agua arriba,
quema
abajo entre los pinos.
Cuna.
Río. Llanto. Vidas.
¡Van ardiendo!
Cerradas.
Rocas. Picos. De la sierra
a la
mar un grito. Aliento.
De
arce y tejo, sabina,
enebro,
quejigo, espino
mil
veredas escondidas.
¡Van ardiendo!
Rostros
donde el amor carne se hizo,
mirada
y brisa. Subiendo
va
el muflón. Abubilla,
verderón,
mirlo, pardillo
y
piquituerto. Heridas.
¡Van ardiendo!
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