31 de octubre de 2019

LAS HUELLAS DEL INSTANTE

Los vencejos no dejan
rastro sobre la hierba cercenada.
La sombra de un ayer
entre las ramas
de la yuca y el granado
deja paso a la sombra del olvido.

Son huellas del instante
efímero destino de un minuto
en toda carne.

La carne se repliega en sus arrugas,

la piel como el arroyo bebe el devenir de aguas.

29 de octubre de 2019

COMO TODOS LOS LUNES


A Pablo


Como todos los lunes
tomamos un café en el “Fabián”.
Hablamos del ayer.
Hemos dado la vuelta a la manzana
y recogido el frío mañanero.
La semana se rompe en los portales.

La lluvia que vendrá
se recuesta en las nubes
acechando el momento.
Tu trabajo te espera.
A mí me aguarda un verso
mientras llega febrero.

Camino de la escuela
los niños van tranquilos.
La mañana es muy larga.
Me preguntan por Nuba
que en mayo nos dejó
por un cáncer de mama.

Compro mi pan de leña
que me adjudica Nuria
con su sonrisa amiga.
Retorno a nuestra casa
donde me espera Carmen
con las tostadas hechas.


25 de octubre de 2019

0TOÑOS EN BANDADA

En el atardecer semejo un todo
al hilo de la ruina.
Me llegan las noticias
de aquellos que inundaron el oscuro.
Son delgados los bordes de la vida
igual que el espejismo
que nace del relámpago
y se esconde en el trueno,
reflejos de la luz en la memoria
del mar.

Permanezco sentado en la terraza
hundido enumerando
ausencias como otoños en bandada.


19 de octubre de 2019

CON UN POCO DE SOL LA VIDA SE DESNUDA

Con un poco de sol la vida se desnuda
y los cuerpos se citan a una zambra.

No dominas tu aliento, la cobra del deseo.
Porfía de brillar igual que Eros,
de aturdirse la mar en un orgasmo.

El color de la piel se quiebra en los almendros.
Este octubre descansan las lechuzas.

Vivir es aplicarse a estar despierto,
aprender del gorrión entre los árboles
brincando en los subsuelos de la luz.

Que se quede en los dedos de las calculadoras
el mapa calcinado de los hombres.


15 de octubre de 2019

MI MEMORIA

No siempre mi memoria es cristal reluciente,
ajada por la niebla doliente se desangra.
Se disipa su vida a bocanadas grises,
como el otoño deja sus hojas en mi puerta
gastada su dulzura, secas y silenciadas.
Me seduce el olvido con su tacto callado
y su amor sin promesas. Hoy, los hibernadores
del poniente vacíos me pedían la luz
que consumada fue en surcos de tu cuerpo
y el deje de tus labios. Tal vez fuera un desgarro.
En la niebla la luz concluye desangrada.