11 de octubre de 2019

IGUAL QUE EL CAUCE DE UN RÍO VIEJO

Buenos días, Amor.
¿De verdad crees
que ando equivocado?
Te escribo para insistirte,
en aquello que otro día te contara,
para llevar hasta ti
un grito de desierto y soledad.

Igual que el cauce
de un río viejo
¡ay mi alfaguara!
seco voy
mientras el desierto avanza.
Terribles dunas de metal
ardiente, áridas.
Ni una brizna de hierba
donde antes fronda,
cauchil donde danzaba el agua.
Desapacible silencio
de galaxias en fuga
¡ay mi alfaguara!
sin el canto del cuco
entre la jara.
El viento frío,
la lluvia ácida,
sin fe en mi voz.
agujeros de ozono
ciervo difunto,
ave sin alas.

El ruido insoportable
de la vida
¡ay mi alfaguara!
sin cuerpos, sin aljibes.
Protestas y pintadas.

Sólo un enjambre
de fotos pálidas
que nadie mira
y un demacrado hilo de teléfono
que nadie escucha.

Desnudas salinas blancas.

Consérvate bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario