Se
contuvo tu cuerpo tasando la distancia.
No
hay oscuridad donde la luna brilla.
La
luna siempre va con los deberes hechos
y
los pasos precisos.
Tu
ternura camina con la aurora
dormida
sin
dolencia en las venas
ni
gatos sobre el muro.
Simplemente
tus párpados en celo amaestrados
diseñarán
los versos de un abrazo
correcto
y necesario, de estrellas diminutas
cuando
la luna dicte su orgasmo apetecido.
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