La felicidad no
conoce
ni la angustia ni la
tristeza,
que no está sujeta ni
al dolor ni a la pena;
puesto que, aun en
las cosas
más pequeñas, se
busca lo que permite el goce
de disfrutarlas y
poseerlas.
Boecio
El dolor por igual os recorrió.Nacida de una boca sin garganta
la angustia
desnuda penetró en
vuestra cama
como niebla que
disuelve este monte,
la alcazaba y la roca
en que se acuesta.
Cada ser se detiene
en la mirada
de su soledad.
En vuestros labios mudos
bailaba la existencia
al ritmo
de aquello que se
asienta en un minuto
de afable intimidad
pequeña y compartida.
Dicen que el tiempo
acaba
borrando las heridas,
vosotros las
llevabais enredadas en luz.
Por los curvos
caminos de la muerte
anunciáis
la aurora: despertar
del goce y la ternura.
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