Las horas silenciosas
y vacías
transcurren lentamente, bandada migratoria
de peregrinas aves que caminan
hacia ninguna parte.
Somos pequeñas voces
que circulan por líneas sinuosas,
que bordean abismos
del sin vivir del agua.
Deseamos hacer de este
planeta
un universo noble sin tomar
sus frutos de ceniza, carcomidos
por el tiempo entregado al viejo azar.
Nuestro corazón
cuenta
con el orden que habita en la palabra.
Desnuda
infiel la arena el verbo creador
vestido
de poeta.
Sólo
escribes, poeta, una gota de sangre
que
el agua de mar lleva.
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