Tal
vez haya planetas allá lejos
capaces
de otros mundos
más
gratos que la Tierra.
Ciertas
noches mis manos los recorren
buscando
las verdades que yo sueño
como
cifras de móvil, lotería
en
las noches de insomnio.
De
amanecida vuelve la tristeza,
la
angustia de este mundo que eligió
vacías
soledades.
No
asumo lo real,
Diógenes
no pierde su candil.
Me
quema demasiado la codicia de la noche.
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