25 de marzo de 2015

AL BORDE DE LA AURORA

Yo me quedé al borde de la aurora.
Un olor de violetas me envolvía
y el temblor de la mar.
Era la voz antigua de la tierra.

Me iniciaba a través del abandono
en palabras y símbolos sin dueño
dosificando el tiempo que la piedra
amansa y en el mármol gris respira.

El silencio me abría sus adentros
donde el instante es germen, fuego, luz,
el mundo de la sangre donde la claridad
sobresale en la noche y en el caos.

La indestructible noche de la vida.
No podía intuir el punto desigual,
la cambiante oquedad.

Bajo llave la orilla imaginaria.

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