28 de marzo de 2020

EL VIENTRE

Esperaba un apoyo sin descanso,
un impulso piadoso, un golpe de martillo,
risas de madrugada. Pero no.

El vientre proseguía en sus tenues latidos,
en sus gemidos sordos
como la espuma
de un mar de abril sin músculos
y sin transpiración
como un tren atascado en el andén.

¿Dónde la identidad solidaria de tu vientre?

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