Kantiano
soy y aprendo el valor de la idea.
El
arte sólo ama la belleza,
la
voluntad la norma.
Yo
te hallé más allá de lo sensible
en
el otro país
donde
no habitan las sombras.
Amé
tu mes de junio con la luz
del
faro y la terraza fue escalera
para
acceder a ti.
El
monte fue testigo de aquel golpe del mar
donde
las olas nacen
libres
y el precio muere.
De
ahí tu dignidad.
Dormido
está en la cueva mi deseo
donde
esperando yace.
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