9 de abril de 2012

CUARZO MINERAL


Amó mi madre sierra y olivares,
paseó sus veredas, recogió la aceituna,
espárragos y setas,
limpió los ruedos.
El agua del arroyo mientras tanto
apagaba la sed del jabalí.
Desvanecía el aire sus dolores,
y, así mismo, el aullido de los lobos
en la noche, la luna entre zarzales
y la trova del cuco en la arboleda.
Cuando llegó la muerte, quedó el arroyo seco,
apartó de su cauce la ternura,
y ardieron los olivos.
Mis hermanos vendieron las cenizas
del recuerdo al extraño,
unas cuantas monedas me robaron
las huellas del camino.
Me quedan los desechos:
unas briznas de hierba, el blanco de la jara
y cuarzo mineral para cerrar heridas.

2 comentarios:

  1. Una buena forma de espantar fantasmas: sacarlos a la luz, exponerlos al brillo del sol y si es en forma de poesía: bienvenida.

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    1. GRACIAS POR TU COMENTARIO. PERO NO SON LOS MISMO "FANTASMAS" QUE "HERIDAS". BLASIUS.

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