No llegan siempre a ritmo las palabras
para
cantar la urgencia del Amor
que
brilla en el granado y el almendro
y se
adueña del tiempo.
Ensimismada
quedas en el primer suspiro
que
da la primavera
rendido
ya a tus pies el letargo
en
gris de los inviernos.
Yo
escucho el azahar
que
puntea en las ramas del naranjo
y me
invita a viajar a la matriz
donde
nacen las horas.
Tan
grande intimidad no puede estar vacía,
la
luz mana del sol
fundido
en soledad y en la pureza
que
amamanta la noche y las estrellas.
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