En un mundo
inseguro
se forjó mi
crepúsculo
poco a poco
con todo lo que expira.
No supe
calcular los claros y las sombras
ni diseñar
atajos.
Se desangra
el tejado por sus cauces.
Retazos de sol,
curvas de lo umbrío,
el olor de
la jara, los surcos de la tierra,
los pájaros
del mar, la encina y el olivo.
Trazados que
en mi vida
son pliegues
de la luz sin derrocharla.
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