Hablabas
de mi piel y, sin embargo,
hay
mucho de tu piel en mi desnudo.
Hay
mucho aroma tuyo y mucho canto
que
tus brazos sellaron,
humano
condimento que por mis venas fluye.
Hay
mucha especia tuya en mis arrugas,
tus
gritos de placer reposan en mis labios.
Hay
mucha levadura compartida,
como
vinos vertidos en mi copa
y el
flujo de la noche en tu hendidura.
Hay
mucho en mis pupilas de tu llanto,
abundante
pasión en mis rodillas
y
esencia de tu orgasmo en mi sonrisa.
Mi
piel –si lo prefieres- cocina es sazonada
que
decora con música el baile de tus manos.
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