La luna me
ha mirado
con sus
ojos naranja.
Dulcemente
me ha dicho,
¿no lo
sabes?
no trazo mi
camino.
La Luna
te miró
y tú
me lo contaste.
Me
explicaste aquello que te dijo:
“no
trazo mi camino”.
Yo
tampoco, Amor mío,
pero
algo aprendí
del
curso de los años:
Tu
rastro de mujer
orienta
mis ahogos con aires verde azules
como
la luna el mar y los olivos
y el canto
del zorzal en el invierno.
De verdad que es precioso! Que alegría poder disfrutar de nuevo de sus poemas. Un beso muy grande. Olga
ResponderEliminarQue disfrutes de nuevo de mis poemas es para mí un privilegio. ¡Ojalá le ocurra lo mismo a más lectores! Con todo mi cariño, un besazo. Blas.
ResponderEliminar