Ensimismado existo
en un mundo que no me pertenece,
en un tiempo que nunca
quiso saber mi nombre,
en aquella palabra que me hizo
compasiva un lugar
en su agenda de tinta y de papel,
en aquella mujer
que resumió mi cuerpo
en una quemadura.
Ensimismado existo
absorto en una sombra
de paredes alzadas
sobre olivos y encinas
que curvan mis colinas.
No duerme el corazón
sólo se mece.
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