He cargado el teléfono.
Nadie me llama,
no me afecta el hablar de las aceras.
Yo hablo con las palomas que anidan en los árboles,
habitan en su bosque zureando
y nunca necesitan de artificios.
He dejado el teléfono
en un cajón. Zureo.
No deseo escuchar llamada alguna.
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