A través del espejo
roto nos vimos.
No éramos los mismos.
El tiempo había herido los paisajes
y había taponado los oídos.
Sobraban las palabras
porque el viento dejó solamente un silencio
de quebrado deseo.
El espejo manchado
de rojo oscuro
no pudo adivinar la mudanza del parque y de su
música.
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