Me
asomé a la terraza
como
cada mañana
perseguido
por sombras de los dioses oscuros.
No
quería indagar
dónde
se esconden las raíces
de
las que se nutre la vida,
por
qué vivir es anhelar
denunciando
vacíos,
si
detrás de la puerta
o
del sueño se esconde una aurora o un cero.
Ciertamente
mi historia
es
cuadro de esperanzas.
Pensaba
que quizás lo que ha sobrevivido
a la
destrucción de los años
daba
sentido a esta tragedia
cuyo
autor es el tiempo. Miré al cielo
cuajado
de nubes dispersas,
quise
que la veleta
señalara
siempre hacia el sur
de
las palabras.
Recogí
agradecido el puñado de luz
que
me ofrecía el alba.
Decidí
convertirlo en risas, juegos, danzas,
y
hacerlo chispear diseminándose
por
los claros del bosque.
bellísimo y profundo, con toques de amarga realidad, pero en el fondo con ganas de vivir y disfrutar y transmutar el vacío en vida...
ResponderEliminarLazarus
Gracias, Lazarus, por tu breve y preciso comentario a mi poema. En el fondo no puedo renunciar a mis análisis y convicciones filosóficas. Un abrazo. Blasius.
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