Ninguna
cosa es fácil,
ni
siquiera escribir un verso esta mañana.
Olvidas
que la luz
dosifica
las sombras de los árboles
donde
cantan los mirlos.
Tú
no eres el tiempo o la palabra
que
llena de ficciones las páginas de un libro.
Habitas
en la luz
que
va y viene en las horas irreales
de
un mundo que no es tuyo,
registras
su vaivén
en
las hojas del bosque sin lujo ni hospedaje.
Inmunes
al pasado
las
sombras cubrirán los ojos de los búhos
y
esperarán el turno
de
un nuevo amanecer en otros ojos.
Habrá
huido la luz definitivamente
cuando
el viento que agita las nubes
te
deje solamente la noche como herencia.
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