30 de septiembre de 2014

LAS VOCES DEL DESASTRE

Aturdimiento y sol
en el seno apretado de este otoño,
mientras lava sus pies a la orilla del agua.

Yo me niego a escuchar las voces del desastre.
Selecciono otros léxicos
que no aceleran
ni retrasan los ritmos de la muerte.

Que desgranan la luz que permanece
intacta
en la espesura virgen
de las danzas de bosque.

Mi oído se hace el sordo a la tronada.
El exiguo susurro de mi voz
no quiebra en la arboleda
el brillo del relámpago.

Pero planta semillas
por si renacen los que amaron
y llenan de calor y lucidez
las máquinas del llanto.

Yo no mastico sombras de murciélago.
La paz despertará con música de Mozart
a las pardas encinas del barranco.


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