Congreso
de zancudas, hedor fuerte
de
buitres más allá de mi universo,
no
hay baile, canto, juego, risa, verso.
Sólo
máscaras que hablan de la muerte.
Conocen
de los números la suerte.
Planifican,
su vientre en sombra inmerso,
un
planeta a su imagen, sin reverso,
desierto
de galaxias, viento inerte.
No
dejes a las sombras tu destino
ni
rindas a los pájaros tu vuelo.
Con
la fuerza del sueño templa el fuego.
Tu
libertad, olvidada en el camino,
recoge.
Sacude el polvo al suelo.
Con
el rostro desnudo baila luego.
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