Desayuno
sentado en mi terraza
con
la mirada puesta en el pasado.
Se
ve que ya soy viejo, aunque practique
una
filosofía del instante.
No
cesa de mover la mar su entraña
con
las olas tocadas por la niebla,
pañuelo
gris de seda que cubre su destino.
A
veces los recuerdos son chacales
que
acechan las regiones del presente,
a
veces son igual que la piel suave
y
cálida que arropa tus desnudos.
Imágenes
llegadas de otro tiempo
para
escribir poemas y saber
que
no siempre hemos sido ese frasco vacío
que
en la estancia sin luz dejamos olvidado.
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