Las
obras de la luz
tienen
hoy la humedad del mar y de la lluvia.
Dialogan
en silencio con el vuelo de un pájaro.
No
levanta su voz
el
almendro en el cauce del barranco
donde
duerme tranquilo el aguacate.
En
la ladera crecen
las
plantas que sembramos y otras hierbas.
Esperan
el momento cuando darán sus frutos
de
acuerdo con la magia del instante
y de
la luz herida.
No
altera el devenir
el
gesto irreflexivo de las nubes
ni
el desorden que guarda mi memoria.
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