Azotaste con vientodelluvia mi cabeza,
mañana de semblante gris y rostro
helado.
Afirman que hay escarchas que conciernen
a otros planetas
que de oscuridad siembran
sus superficies frías.
Mi corazón a veces está gélido
como esas extensiones que me sueñan
desnuda y están muertas.
Te nombro, Amor,
y me recuerdas
que tú también penetras los inviernos
y habitas los neveros en la altura
donde nace la estrella de las nieves
(plantago nivalis)
con su extenso cabello plateado
que expresa sin cesar tu ser eterno.
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