Llevas
ya tantos años a mi lado
que
conoces sin merma mis andares.
Ni
una diosa se baña en tu piscina,
este
bosque no cambia sus querencias.
Tus
veredas recorren inequívocas
mis
árboles trillados, quizá en ruinas.
Tal
vez seas tú un poema y yo la nada.
El
sol mediterráneo se despierta cada día
con
este hombre a tu vera y tu olor
a
naranjos y frutos tropicales.
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