Lejos
en mi niñez
vareaba
mi padre los olivos.
Yo
busco un colorín entre las aceitunas.
No
es difícil pintar
a mi
madre en el cuadro del cortijo
agachada
en el suelo.
La
vida fue podando aquellas realidades.
De
todo aquello sólo queda un yo
con
profunda nostalgia de lo que fue la sierra.
Mi
vivir necesita de los sueños,
hoy
recuerdos, ayer lejana historia
fugaz
entre moradas y verdes aceitunas.
No
dejo que la vida apague mis vivencias.
Detrás
de los olivos
un
mundo fenecido aún vive en mí.
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