Perduras a mi lado
cuando el tren, mercancías de la
noche,
consigo se llevó
los jirones penúltimos del sueño.
Apuré con un trago la luna que me
diste
en el andén vacío.
Recorro cada día
las laderas del tiempo con
ternura,
mientras la lumbre cálida de
abril
el invierno suspende.
Imagen y palabras, cortinajes de
bruma.
Los pájaros masones nada cuentan
sobre el fin de esta historia de
la que todavía
no han pasado sus créditos.
Pero puedes estar ciertamente
segura
que a nacer volvería
enredado en la noche, con un
fundido en negro
por si hubiere tal vez una nueva
película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario