30 de julio de 2017

MI PROPIO OTOÑO

Cuando llega el otoño apuntan claridades,
la algaba reflexiona
y en un crujido de hojas se desprende
de aquello que creyó fundamental
en sus trasnoches y hoy le sobra.
Como un hueso roído por bandada de buitres
asume su creciente desnudez.
Ya no importan las dudas, los deseos
de bailar con el agua y sus secretos,
de despertar pasión en la arboleda,
de lavar con saliva las ingles del amante.
Desnudos los paisajes como lobos
hambrientos
divisan su futuro en los insomnios
y buscan su guarida en ocres y amarillos.

Sentir apenas puedes tus desnudos,
confiarte en sus silencios de nogal.
Los surcos de otra piel no te alimentan,
dientes de yedra fría corroen el tejado
de un octubre sin velas.
Mientras tanto, como hojas secas llegan
movidas por hormigas
ideas que no encierran ni presienten
bajo esta tenue luz otro universo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario