23 de diciembre de 2019

ELLA

Ella amaba su tiempo.
Cada mañana
recorría su orilla
con los pasos precisos
dentro del barrio.
Las palomas zurean
convocando a los gatos
que corren la cornisa.
Dejan pasar las nubes
al sol de otoño
como ventanas.
Ella contempla
la senda de los niños,
la enfermiza silueta
del trotamundos
con su mochila al hombro.
No se detiene,
algún lugar del mundo
la solicita
para seguir viviendo.


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