Llegó hasta mí la lluvia
desnuda y sin retraso,
mansa como una lágrima.
Fue muy largo su viaje.
Se posó en mi cabeza
y humedeció mis manos.
Me contó su periplo
del mar hasta los cielos
donde vagan las nubes
meditando silencios.
Me enseñó sus vestidos
blanco nieve y escarcha
en la luz del invierno.
Me informó de los campos
que añoraban la hierba.
Me ilustró su desgarro
sobre la niebla espesa
que devora el semblante
del hombre desolado
y ahogado en la tristeza.
Indagó si yo amaba.
De viaje me voy –dijo-,
no dejes de esperarme en primavera.
Hola Blasius:
ResponderEliminar¡Qué bella poesía!, suena como música para mis oídos, aquieta mi alma. Una vez más, gracias...
Lazarus
Gracias, Lazarus. Me dices unas palabras muy lindas: "música para mis oídos", "aquieta mi alma". Para mí no se le puede pedir más a un pequeño poema. De ahí que mi blog se denomine. "poesía para vivir". Puedes estar seguro que lo que digo sale del corazón y de la entraña de mi vivir día a día, instante a instante. Un abrazo. Blasius.
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