Para Ana Julia
Aunque la
afirmación queme mis labios
piadosamente
ciega,
diré que hay
un lugar, Amor,
en el fondo
de todo cuanto vive
donde tú
eres,
que habitas
transparente
en la débil
pureza de los límites
exentos de
alambradas
donde pueden
oírse las palabras
de cada ser
distinto,
que el don
de ser sí mismo no es extraño
en tu
latido.
Amor, no te frecuentan
los poemas
[que mueren en su noche.
Desconocen
que estás en este estío
que
atraviesa entre tilos la ciudad.
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