Con los años el cuerpo
se aleja
de sí mismo
igual
que una tormenta que bajara
hacia
el sur la jornada
de
los mares del norte.
Somos
nosotros mismos
y no
nos conocemos.
Con
el paso del tiempo.
somos
viejas ciudades
que
dañaron sus vértebras.
Aunque
obreros excaven el crepúsculo
la
vida formaliza su trabajo.
Tocar
y sentir siempre en uno mismo
es
asumir el rastro de los hechos,
preservar
el aroma de lo huido.
El
cuerpo con los años
se
aloja en el vivir,
los
poros de la piel
se
vuelven contraseña.
No
está su realidad en los espejos.
La
realidad está en el deseo
que
muestra la mirada,
mirada
de mujer. La mirada distinta.
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