En
la piedra no habita la tristeza.
El
viento sólo arrastra las hojas de los álamos
y el
agua corre limpia por el viejo barranco.
No
había rosas rojas en los bajos del patio,
la
alegría no es propia de los sapos.
Poemas
ubicaste con tus manos
tallados
en la piel de puertas y ventanas.
En
azulejos danza el frío de febrero.
Si
el mundo no se cambia con poemas
tampoco
lo mejora la mentira.
No
es nada sustantivo la alegría,
pero
en ella la vida resuena musical
detrás
de los enigmas
que anuncia
la razón, exterioriza el arte,
declara la poesía, determina la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario