10 de junio de 2015

SIGO AQUÍ CONTIGO

Es verdad que no he sido
un ejemplo de buena retentiva,
que un huerto cultivé para sembrar nostalgias.

Que bajé la basura
a fin de oxigenar conversación y noche
y me quedé en la calle
para disminuir el rigor de los gritos.

Verdad que escribo libros. Son negocios ruinosos,
pobres radiografías de leve periferia.
Que como una culebra quedo inmóvil,
para cazar la sombra de un poema.

Es verdad que me duermo
por la televisión narcotizado
con máscaras y sombras de políticos.
Que impasible me dejan
las promesas de públicos gestores,
que planteo moción de censura al dinero,
la oquedad de papel que asesina a los hombres.

Que cada día tomo mis poemas
para macharme lejos.

Es verdad que me paso todo el mes
de una pantalla en blanco prisionero
buscando los perfiles de las células líricas.

Que mandé mis proyectos
en las atardecidas del verano,
como guerra de lobos en manada,
a morder horizontes.

Que di mi lección última y asistí a despedidas,
y el dueño del otoño
me invitó, conversando con el tiempo,
a ganar lo perdido.

Que, sin embargo,
no me incluyó la vida todavía
en su agresivo plan de duro ajuste.

Y presa del asombro sigo aquí,
aquí contigo.


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