28 de junio de 2015

MADRUGADA DE SUEÑOS Y DE ROSAS

Yo no puedo saber
el tiempo que nos queda.
No dejo de sentir y de pensar
en ti, Carmen, y en todos los que amo.

Quisiera regalarte
surtidores humanos,
una mirada limpia, hospitalaria,
madrugada de sueños y de rosas.

Prontamente, la noche será
larga, sin pesadilla,
e irremediablemente pozo seco
serán los labios, manos y el deseo.

Pero hasta entonces quiero
compartir viaje y verso
que es estremecimiento y realidad
tatuadas en tu cuerpo y en el mío.


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