No
quise hacerte daño,
simplemente
sembré copos de nieve.
Tal
vez una mirada
bajó
las escaleras descuidada
hasta
tu habitación.
Tal
vez una palabra
se
quedó derramada, quizás sucia
en
tu mantel y mesa.
Tal
vez fue un sueño
que
viajó hacia el deseo
solicitando
cita.
Las
yemas de los dedos siempre manchan
buenas
fotografías.
Tus
parajes nevados nunca me hicieron daño.
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