Si
te pregunto
cuando
estás a mi lado
por
qué tú para mí no eres la noche,
me
dices: “soy la luz”.
Si
te pregunto qué es la luz,
callada
me respondes:
“la
flor del universo que atraviesa
los
cielos y los mares con aromas del bosque”.
Yo
solamente soy un auditor
de
cuentas,
pero
quiero sentir el olor de tus cedros,
derramar
en mi danza de penumbra
la
promesa de paz que significas.
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