No me llores, mi
niño. ¡Abrázame!
Lo mejor de tu risa,
pequeño,
al compás de tus
brazos tendidos
es la dicha que
inspira ternura.
Pintas, juegas,
pequeño con Nuba,
con el coche
amarillo. Se agitan
tus manos. Balbuceas
canciones.
Retozas entre pompas
y libros.
No me llores, mi
niño. ¡Abrázame!
Porque irrumpes,
pequeño, en los ojos
como ardilla en mis
sueños traviesa
que fecunda la noche
y la aurora.
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