De atardecida vuelan
las golondrinas.
Rasgan
el aire
como mis
sentimientos.
Tumbado en la terraza
donde la nada duerme
me alimento de nubes.
Crecen las rosas.
Cuando acabe el
verano
preguntaré al lagarto
por su última
experiencia
con salamandras.
En la tarde y la
noche
se acuestan y retozan
mis desvaríos.
Mi sendero es el
aire.
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